por quino romero
Don Engendro
Ofrenda en aras acogida de lo desprovisto.
¡qué suerte tenemos viuda alegre!
Todavía podemos cantar aún penando,
todavía sentir aún no siendo
más que secretos de otros ecos silentes.
Regalo de regalos, bien de bienes,
surtidor de camino y porvenir,
qué haría yo sin tí? promesa mía!
vencedora ocasional siempre en ciernes…
Incluso a veces,
frutos veraces recoges
de entre las huestes
de tanto despropósito.
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En el canal de los corazones colgantes
Donde una tarde color suerte
encontré
un mordisco en el cuello
de mi sonrisa.
Nadie sabe por qué
pero nada
es lo que parece
en el canal
de los corazones colgantes.
Entre las siete y las diez
puedes ver
cómo el canto desbocado
de un ángel preso
deslumbra
a propietarios y añejos
igual que las ansias
de un pez tornillo.
Nada allí tiene razón de ser.
El ruido de sables
en las cornisas
nos invita
a seguir la procesión
de las primeras excusas
que nunca
debiste pagar.
Y en mangas de caricia
los rincones de la infancia
y los portales
parecen empeñados
en no defraudar
nuestras más improbables
aficiones.
Así es
el canal de los corazones
colgantes,
donde se deshizo mi ruina
en mil y una audacias
de estancia tripulante:
fabuloso, absurdo, ingenuo…
Desde entonces te quiero,
te quiero como nadie.
Soy un coco sin traje
y tú, yema llena
de notas dulces y heno.
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Operación retorno
(como si alguna vez hubiera sido de otro modo)
No te lo crees ni tú.
Es indecente y peligroso
pero debo negociar con el reverso
de la presunción fatal.
Quiero volver
como el hombre al germen,
sobre mis pasos,
al principio ficticio
de todo esto,
al ejemplo original,
allí donde el fuego calentaba
y las palabras recogían
el significado de sus actos,
quiero volver
asumiendo el riesgo
despacito y con cuidado
al cobijo humilde
de las cosas bien hechas
sin dobles intenciones,
equívocos rentables
ni crímenes de paz.
Quiero volver
porque más allá
según miran mis pies
no hay suelo que pisar.
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Vivir para vernos
Los ojos,
sobre la piel de los días,
los tuyos y los míos
viendo caminar la comitiva oficial
de un mundo desafortunado
y hacemos de tripas corazón,
y cerramos por derribo
hasta la próxima
y observar con otros
menos pesimistas
la obstinación del desdén
y dedicarnos a lo nuestro
tú y yo
como si tal cosa,
viendo las orejas al lobo
o desviando la mirada
o mirando con lupa
o haciendo la vista gorda
y dar gracias todavía
por un montón de cosas
que casi no llegamos a atisbar
y no es fácil, ya sabemos
pero lo intentamos,
descubrir con esmero
y sin atención
lo urgente y curioso
del infatigable vaivén
de este carrusel con vistas
que gira sobre sí mismo
rodeando lo inevitable.
A menudo también
con buenos ojos vemos
la paja en el ojo ajeno
y nos miramos el ombligo
y así después
vernos, oírnos y hablarnos
a los ojos, juntos,
los unos con los otros,
los míos con los tuyos
y viceversa.
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Solar en venta
Vacío
como el corazón de un dios,
espera insaciable
sin uñas ya ni dientes
de tanta infame avidez
la llegada de la nueva sangre
que todo lo compra
cueste lo que cueste
y se trague a quien se trague.
No hay más.
La mitología lo sabe.
Lo mismo de siempre,
el círculo vicioso,
la pescadilla y su cola.
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Cómprenme!
Estoy en venta
y a bajo coste
aprovechen la rebaja!
ustedes que tienen dinero
gástenlo afortunados
en mí, frágil mercancia
explótenme!
cómprenme!
soy un negocio redondo
a precio de saldo
en el mercado mi valor
multiplica los intereses
así que ya saben
no pierdan el tiempo
que vale su peso en oro
y exprímanme, engáñenme
abusen de mí
que para eso estoy aquí
cómprenme!
para que hagan el agosto
y saquen tajada
buen provecho
estoy de ocasión!
me vendo desesperado
me alquilo por horas
me traspaso por liquidación
me subasto me sorteo
me descuento
me deprecio
y desprecio
soy humano
de obra barata
me rebajo
a ganga
a miserable
a cucaracha
por debajo
a casi nada
en régimen de usufructo
o consentida vejación
por favor
la cuestión es lucrarse
cómprenme!
por dos duros
no importa el importe
de pies a cabeza
hago lo que quieran
el mono
de chivato
3 x 1
el imbécil
de lameculos
de valor seguro
adquiéranme
y no quedarán defraudados
con mi adquisición
su suerte cambiará en
pingües beneficios
lucrativas ganancias
fructuosos rendimientos
se lo aseguro
mis tarifas son de risa
y mis productos de primera
todos con sello de garantía
cómprenme!
trafiquen con mi género
exporten el abuso
hangan lo que quieran conmigo
para eso el mercado es vuestro
pero cómprenme
chúpenme la sangre
que mancha sus billetes
apuren, no dejen ni una gota
y agoten las existencias
no les delataré
no soy ningún traidor
sólo me vendo al mejor postor
cómprenme!
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Prometo
Desmontando señales
de un camino terco
que quizá lleve a tu lado
prometo repetirme
hasta la suciedad:
“si no creo en mi mismo
qué puedo esperar de tí”
por si acaso alguna vez
tus besos me traicionan.
Me ajusticiaré.
Aceptarás mi culpabilidad.
No queda otra.
Soy inocente y no lo sé.
Aunque a veces me engañe
y afirme tal cosa
y acuse a alguien de cualquier pena
hoy no…
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No lo juro.
Te daré, valor, el peso distinto,
te llevaré con cuidado hasta el cadalso
lo mucho, lo bastante, lo todo ya despreciable
que aún conservo ingenuo y sensato.
Seré impostor, no me quedaré con nada
que luego pueda rendirme cuentas.
Volveré a los indicios más vagos,
a las credenciales funestas.
Me rebatiré hasta las últimas consecuencias
que me han traído hasta aquí
cautivo de ajenas conveniencias,
limpio de toda duda y temor.
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el pan nuestro de cada día
(organizando expresiones)
me la dieron con queso
esto es jauja
me lo dijo un pajarito
pongo la mano
en el fuego
hago el primo
muerdo el polvo
se me ve el plumero
estoy en babia
y entre unos y otros
me echaron el muerto
me dan el día
me pone negro
y en blanco
paso la noche
tiraré la casa
por la ventana
estoy vendido
las paredes oyen
a ojo de buen cubero
por si las moscas
a tontas y a locas
agarrado
a un clavo ardiendo
no agacharé las orejas
y como quien
no quiere la cosa
me dejaré la piel
a cara de perro
mearé fuera del tiesto
descubriré el pastel
donde las dan las toman
cambiaré de chaqueta
a todo se hace uno
siempre hay un roto
para un descosido
y pelillos a la mar
a dos velas
viviré del aire
carretera y manta
de perdidos al río
apaga y vámonos
a vivir que son dos días
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Hora de cambiar
El instante murió en mis manos.
Tú andabas por las nubes
de un concepto apenas reconocible
pero sabías de lo que hablabas
y conociendo la sospecha
que persistía en mis labios
me susurraste la réplica
que no quería comprender:
entre los escombros de la barbarie
ignorados azares multiplicarán
su fervor y abandono.
Era momento de fundar
una vieja forma de fugacidad.
Coger mis aperos
y comenzar a roturar
mis tierras sagaces.
El instante nacía en mis manos.
(siempre quise ser un hombre)
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